Resultados de la búsqueda
Se encontraron 4 resultados sin ingresar un término de búsqueda
- El Pasajero Anónimo
En 1993, se publicó por vez primera el libro “El viajero subterráneo: un etnólogo en el metro”, escrito por Marc Augé, antropólogo francés, y marcó un hito principalmente en la forma de hacer etnografías, ya que cómo él lo expresó en una visita a México en el 2016: “ ...el etnólogo puede llegar a desdoblarse y considerarse él mismo el sujeto de estudio… donde indagué sobre la alteridad y la identidad en el metro y no tenía mejor informante que yo mismo”. En "El viajero subterráneo", Augé aplicó su mirada etnográfica a este entorno aparentemente banal. Su método consistió en observar detenidamente la vida cotidiana del usuario del Metro: las miradas que se cruzan o se evitan, la absorción individual en libros o dispositivos —que en su momento no estaban tan avanzados tecnológicamente, cómo ahora—, los micro-rituales de entrada y salida, la forma en que el propio espacio físico (los pasillos, los vagones) condiciona los movimientos y las posturas corporales. Augé buscaba describir esta realidad "tal cual se presenta", sin caer en la denuncia simplista ni en la mera contemplación estética, sino a través de juicios sobre la experiencia vivida. A partir de este texto, en el 2009, escribí para el portal de “La Ciudad Viva”, un pequeño ensayo, titulado “El Pasajero Anónimo”, que relata mi experiencia en un dia cualquiera en el metro de la Ciudad de México, pero a partir de las interacciones entre una persona en situación de calle y los usuarios del metro. Y cierro este ensayo, con una reflexión actualizada a partir del texto de Augé. Imagen 1. Portada del libro "El Viajero Subterráneo" de Marc Augé Un jueves cualquiera, en una ciudad que a veces uno mismo no entiende del todo. Son las seis de la mañana, suena el despertador, abro uno de mis párpados, y lo primero que se me viene a la mente es el tedioso traslado y transbordo... Es el día en que el automóvil se queda en casa (gracias a un programa medioambiental que, de hecho, no parece funcionar del todo en la Ciudad de México y su zona metropolitana. ¿Dónde queda la sostenibilidad?). ¿Por qué diablos vivo tan lejos de mi trabajo? Pero incluso si viviera más cerca, posiblemente no me percataría de muchas cosas en esos trayectos y traslados. Me levanto de la cama, entre sueños y con los ojos aún cerrados, salgo al patio trasero, enciendo el calentador, espero cinco minutos y me baño. Algunos pequeños rayos de sol comienzan a iluminar las nubes de octubre, tiñéndose de tonos rojizos. 6:40 hrs. Después de un desayuno que incluye frutas, un vaso de leche, jugo de toronja y un huevo revuelto con machaca, salgo de mi casa para ir al trabajo. 7:00 hrs. Lo primero es caminar durante cinco minutos hasta la Avenida de los Maestros, para tomar allí un "Guajolojet" (un autobús foráneo que conecta los pueblos de la periferia con la Zona Metropolitana de la Ciudad de México). Este autobús se dirige a la estación del Rosario del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México. En un trayecto de aproximadamente una hora, dependiendo del tráfico, llegaré a la estación. Afortunadamente, es temprano, así que es probable que pueda ir sentado en el autobús. Imagen 2. Traslados desde la Zona Metropolitana de la ciudad de México. Referencia: D.R. ©Eduardo Torres Veytia, 2025 Pasan quince minutos y los autobuses que circulan por la avenida vienen atestados. La única opción, al parecer, es "irme de mosca" (expresión que se usa cuando una persona se cuelga del autobús, con el consiguiente riesgo de caerse). Por fin, después de unos cinco minutos, pasa otro autobús que no va tan lleno, y logro que se detenga. Lo abordo y me voy de pie. En un trayecto normal, es decir, sin tráfico, el recorrido desde este punto hasta la estación del Metro Rosario tomaría entre quince y veinte minutos, pero con el tráfico, hay que añadirle de diez a quince minutos, y eso es exactamente lo que sucede. El chofer del autobús, como puede, va esquivando los demás vehículos, como si estuviera en un kayak sobre un río caudaloso. Se desliza entre los obstáculos, esquiva dos camiones de leche y otro de la Coca-Cola, y por poco se lleva por delante a una señora que intentaba cruzar la calle. En algún momento, se escucha la entonación de un "recordatorio materno" (en la Ciudad de México, es muy común expresar desaprobación mediante ciertos silbidos o, en el caso de los automovilistas, mediante el claxon, aludiendo a la madre del conductor que maneja de manera imprudente, como un completo neandertal —sin menospreciar a la especie—, pero da la impresión de que no ha evolucionado). Entre estos quiebres de un lado a otro, frenazos, acelerones, saltos y demás, un usuario grita desde la parte posterior del autobús: "¡¡¡No traes vacas!!!". Por fin, nos vamos acercando a la estación del metro, donde me espera otra odisea para poder abordarlo. 7:45 hrs. "Vivitos y coleando", como se suele decir, hemos llegado sanos y salvos, aunque lo más seguro es que, a la larga, uno u otro pasajero presente alguna discapacidad motriz o un problema en la columna vertebral debido a tanto ajetreo en el autobús. Escaleras y más escaleras, pasillos, tornos y demás, antes de poder abordar el metro. La gente se arremolina en los pasillos, y poco a poco se va distribuyendo en las dos entradas que dan acceso al metro. La gente no se empuja, pero mientras algunos compran su boleto, otros ya ingresan con su tarjeta electrónica (un boleto de metro tiene un costo de dos pesos mexicanos, equivalente a un cuarto de dólar americano en 2009). Después de pasar los torniquetes de pago, se despliega una serie de tres escalinatas que bajan al nivel de los andenes. Desde hace unos años, los dos primeros vagones están reservados para las mujeres, y los demás, para los hombres. Aun así, una amiga comenta que prefiere viajar en los otros vagones, porque percibe mayor discriminación de mujeres a mujeres, y al menos, según ella, en los otros vagones las personas suelen ser más atentas y menos agresivas (¿será?), aunque también existe uno que otro patán que se propasa. Imagen 3. Caged Commuters-Taken in Toronto. Referencia: D.R. ©Richard Pilon ( https://flic.kr/p/dUgqNc ) Cuando uno es nuevo en la ciudad y se enfrenta por primera vez al Metro, la experiencia es impactante. Recuerdo de niño haber visto imágenes de cómo en Japón metían a las personas en los vagones como si fueran sardinas. La realidad es que, desde hace algunos años, esa escena se repite en la Ciudad de México, aunque no en todas las líneas del sistema de transporte colectivo Metro. El "efecto sardina" puede experimentarse en diferentes horarios y días, principalmente entre las seis y las diez de la mañana, entre las doce y las tres de la tarde, y luego de las cinco a las ocho de la noche. En esos momentos, el metro (al menos en esta línea) se satura. Una horda de personas trata de conseguir un lugar, de poder sujetarse de un tubo, de tener un espacio para respirar, o de no ir oliendo al vecino, o escuchando la conversación de los amantes, o los problemas del de al lado. Hoy en día, los pasajeros pueden refugiarse más fácilmente y evadirse de la realidad y de lo cotidiano gracias a un walkman, un iPod, un iPhone, o cualquier otro dispositivo que les permita perderse en la nebulosa, y así no escuchar ni ser escuchado, borrándose por completo de todas las personas que los rodean. Pero en este día en particular, la situación es diferente. Conforme el vagón del metro se acerca, la gente avanza y sale por las puertas. En un asiento al inicio del vagón, hay un pasajero, un hombre, una persona que tiene una identidad, pero que pocas veces es reconocido como un "habitante" más de esta Ciudad de México. Imagen 4. Estación Tacuba, Linea 7-Naranja, Metro CdMx. Referencia: D.R. ©Eduardo Torres Veytia, 2025 Ese habitante, de aspecto desaliñado, vestido con harapos, vive inmerso en su propia visión del acontecer cotidiano. No niega quién es, pero tampoco se identifica con las personas que suben al vagón. El vagón solo se llena hasta la mitad de su capacidad. Por lo general, un vagón puede albergar alrededor de cincuenta personas, pero en esta ocasión solo viajan veinte, agrupadas en un extremo. En el otro extremo, cómodamente instalado, se encuentra "Juan", un indigente, una persona en situación de calle, un vulnerable, un pobre de la ciudad. ¡Cuántas clasificaciones existen para denominar a un habitante más! Habitantes que, como todos, tienen una historia que contar, que viven en un mundo diferente, a veces con ideas distintas, y con sus propios fantasmas y "vendettas" que los ayudan a sobrevivir en este mundo de asfalto que llamamos ciudad. Su identidad está marcada en su rostro y en sus manos, en sus gestos, en sus recorridos cotidianos, en los lugares que frecuenta. Pero su identidad también es negada cuando no se le reconoce como un ciudadano más, como parte de una sociedad y de una ciudad. En la Ciudad de México, como en muchas otras metrópolis latinoamericanas, la diversidad de identidades es palpable. 'Juan', el hombre en situación de calle, es solo un ejemplo de la multitud de historias que se entretejen en el tejido urbano. Reconocer estas alteridades como parte integral de nuestra sociedad es un paso fundamental para construir una ciudad más inclusiva y empática. Tal como Augé exploró la alteridad en el metro parisino, la experiencia de 'Juan' en el metro de la Ciudad de México revela las múltiples capas de la vida urbana. Al igual que el etnólogo que se convierte en sujeto de estudio, cada uno de nosotros, como pasajeros anónimos, podemos elegir observar y reflexionar sobre las historias que nos rodean, o simplemente pasar de largo. En definitiva, el metro, como microcosmos de la ciudad, nos muestra la complejidad de la sociedad, donde la coexistencia de identidades diversas a menudo se ve eclipsada por la indiferencia. Cierro este ensayo, con dos preguntas: ¿Cuántas historias como la de 'Juan' pasan desapercibidas en nuestro día a día? ¿Cuántas identidades marginadas coexisten en nuestra ciudad sin ser reconocidas? Referencias a imágenes: Imagen 1. Portada del libro de "El viajero subterráneo", escaneo de portada. Imagen 2. Fotografía en el metro, fuente: D.R. ©Eduardo Torres Veytia, 2025. Imagen 3. Fotografía en el Metro de Toronto, D.R. © Richar Pilon, 2013 https://www.flickr.com/photos/ricklerocker/ Imagen 4. Fotografía en el metro, fuente: D.R. ©Eduardo Torres Veytia, 2025.
- “La ciudad y la planeación territorial y democrática. Desafíos para la construcción de una ciudad incluyente”
Reseña del libro “La ciudad y la planeación territorial y democrática. Desafíos para la construcción de una ciudad incluyente”. Libro coordinado por Lucía Álvarez (CEIICH-UNAM) y Victor Delgadillo (UACM). El libro se presenta con un lenguaje claro y accesible, buscando informar a un público amplio sobre la planeación urbana y el ordenamiento territorial. Aunque aborda temas complejos, se esfuerza por explicar conceptos técnicos de manera comprensible, lo que facilita la lectura para ciudadanos, estudiantes, funcionarios y especialistas. La obra argumenta la necesidad de una planeación territorial democrática e incluyente en la Ciudad de México. Crítica la planeación tradicional y neoliberal, señalando sus deficiencias y consecuencias negativas en el desarrollo urbano. Propone alternativas para una gestión urbana más justa y equitativa, destacando la importancia de la participación ciudadana y la función social de la propiedad. Imagen 1. Portada y contraportada del libro. Edición: Autor. 2025 El libro ofrece un análisis crítico y objetivo de la situación de la planeación territorial en la Ciudad de México. Presenta tanto los avances como los desafíos en la materia, reconociendo la complejidad de los problemas urbano-ambientales. Los autores, expertos en la materia, aportan diferentes perspectivas y análisis rigurosos sobre diversos temas relevantes. El libro realiza comparaciones entre diferentes modelos de planeación, como la moderna del Estado benefactor, la neoliberal o estratégica, y la democrática e incluyente. Analiza las transformaciones de la planeación a lo largo del tiempo, en consonancia con los cambios políticos y económicos del mundo. También compara la situación de la planeación en la Ciudad de México con la de otros países y ciudades, como Inglaterra y Atlanta. El libro se estructura en tres partes principales. La primera parte ofrece una perspectiva histórica de la planeación territorial y la participación ciudadana en la Ciudad de México. La segunda parte analiza el marco jurídico que regula el ordenamiento territorial en la ciudad. La tercera parte profundiza en diversas problemáticas urbano-ambientales específicas de la Ciudad de México y plantea desafíos para su transformación. Esta estructura permite al lector comprender la evolución de la planeación, su marco legal y los retos actuales de la ciudad. Imagen 2. Lucía Álvarez (CEIICH-UNAM), Silvia Emanuelli (HIC-AL), Víctor Delgadillo (UACM), y Elisa Godínez (IPDP-CDMX). Referencia: ©Eduardo Torres Veytia 2025 El libro destaca varios datos de interés sobre la planeación en la Ciudad de México: Las primeras ideas de planeación urbana surgieron hace casi cien años, y la primera Ley de Planificación y Zonificación del Distrito Federal se creó en 1933. La planeación urbana es un instrumento de disputa entre diversos actores sociales, económicos y políticos. Existe una tensión entre la planeación normativa tradicional y la necesidad de instrumentos urbanísticos flexibles. La participación ciudadana ha cobrado relevancia en la toma de decisiones sobre el futuro de la ciudad. El libro aborda problemáticas específicas de la Ciudad de México, como los asentamientos irregulares, la gentrificación, la falta de vivienda asequible y la necesidad de proteger el suelo de conservación. El libro es una contribución valiosa para la discusión sobre la planeación territorial en la Ciudad de México. Aporta elementos para comprender los desafíos actuales y construir una ciudad más incluyente y democrática. Su enfoque crítico y propositivo invita a la reflexión y a la acción para transformar la ciudad. La diversidad de temas y perspectivas enriquecen el análisis y ofrecen una visión integral de la problemática urbana. Sin embargo, es importante señalar que el libro se centra principalmente en la Ciudad de México, por lo que algunas de sus conclusiones y propuestas pueden no ser directamente aplicables a otros contextos. Enlaces de interés: Instituto de Planeación Democrática y Participativa-Gob CDMX Alvarez, Lucía y Delgadillo, Víctor (2024): La ciudad y la planeación territorial democrática. Desafíos para la construcción de la ciudad incluyente .Universidad Autónoma de la Ciudad de México-Instituto de Planeación Territorial y Democrática, México, 400 págs. ISBN--978-605-8939-84-8
- Cartografías Interculturales: Navegando la diversidad cultural
Inicio: El Reencuentro con la Palabra Hace un tiempo que dejé de plasmar mis ideas en un blog. La última aventura fue "La Civdad Viva", un proyecto que latió con fuerza desde 2009 hasta 2015. Hoy, renace en mí esa inquietud por escribir, por compartir reflexiones y cuestionamientos, por revisitar viejos pensamientos y dar a luz a otros nuevos. Y es que, reconectarme con el arte de escribir siempre es un viaje enriquecedor. ¿De qué se trata este espacio? Cartografías Interculturales no es solo un nombre, es una declaración de intenciones. Aquí explicaré dos conceptos fundamentales: la interculturalidad y la cartografía. Interculturalidad: Imagina un diálogo vibrante y respetuoso entre culturas, un espacio donde el intercambio equitativo, el reconocimiento mutuo y el diálogo son los protagonistas. Cartografía: Tradicionalmente, la cartografía nos remite a la representación gráfica de territorios. Pero en este contexto intercultural, la cartografía trasciende lo geográfico. Se convierte en una herramienta para visualizar las dinámicas entre culturas. Desentrañando las Cartografías Interculturales ¿Qué implican estas cartografías interculturales? Visualización de Relaciones Culturales: Nos permiten hacer visible cómo las culturas se entrelazan, se influyen y coexisten en un espacio o contexto determinado. Mapeo de Conocimientos y Saberes: Las cartografías interculturales son un constructo que nos permite mapear los saberes, las prácticas y los valores de diferentes culturas, trazando puntos de encuentro y también identificando posibles fricciones. Herramienta para el Diálogo: Estas cartografías nos ofrecen una representación visual que sirve como base para el diálogo y la discusión entre personas de diversos orígenes culturales. Comprensión de la Diversidad: Nos ayudan a desentrañar la complejidad y la riqueza de la diversidad cultural, a la vez que nos permiten analizar las dinámicas de poder y desigualdad que pueden tejerse entre las culturas. 1. Mercado Zhonghe Huaxin, Taiwan. Fuente: D.R. ©Eduardo Torres Veytia, 2025 El título y el subtítulo: Un Viaje por senderos de un koyome El subtítulo de este blog, por los senderos de un koyome , esconde claves esenciales. Nos habla de un viaje compartido, de los caminos que se han recorrido junto a otros. Y la palabra "koyome" nos sitúa en una otredad, en un grupo cultural específico. Vamos a analizar esto en detalle: "Por los senderos": Esta frase evoca la idea de un viaje, una exploración sin un destino fijo. No se trata de un camino lineal y predecible, sino de un recorrido con múltiples rutas, desvíos (y sí, también errores) y descubrimientos inesperados. "Senderos" nos habla de algo más íntimo y personal que "carreteras", de una conexión profunda con el entorno y las vivencias. "Koyome": Aquí reside una de las partes más singulares y ricas en significado. "Koyome" proviene del náhuatl. "Koyot" significa mestizo, y "koyomej" mestizos. Pero en el habla coloquial de la población maseual, un "koyot" es también el que viene de fuera, el "alienado", el otro, el mestizo. Por lo tanto, un "koyome" es alguien que se sitúa en una posición lateral, que observa desde la otredad, desde una perspectiva no convencional. Hablar de otredad implica valorar las diferencias, las miradas alternativas, salir de nuestra propia burbuja y abrazar lo distinto. Ser un "koyome" es ser mestizo y, además, un observador, un caminante que se aventura en territorios desconocidos, tanto geográficos como conceptuales. 2. Los Santiaguitos, Feria de Yohualixan, 2016. Fuente: D.R. ©Eduardo Torres Veytia 2025 La Conexión entre Título y Subtítulo La unión entre "Cartografías Interculturales" y "Por los senderos de un koyome" sugiere la creación de mapas, pero de un tipo especial: mapas de ideas, de experiencias, de encuentros interculturales. Un proceso de análisis, interpretación y representación de la realidad. Un espacio para el encuentro, el diálogo y la comprensión entre culturas diversas, donde el respeto por las diferencias es fundamental. En resumen, este blog es un espacio para trazar esos encuentros interculturales, para dibujar los senderos que un "koyome" ha recorrido al observar y dialogar con "los otros". Cada entrada será un trazo en ese mapa en construcción, una forma de dar sentido a las experiencias y compartirlas con ustedes. Sean todas, todos y todes bienvenidos. Referencias: Vila Merino, Eduardo (2014): Cartografías interculturales: procesos educativos y traducción entre culturas. https://revistas.usal.es/tres/index.php/1130-3743/article/view/11574/11995 (Consultado el 17 de febrero del 2025). Herbetta Alexandre y Baez L., Mariano (2024): Cartografías interculturales y transformaciones epistemológicas. https://tezcatl.ciesas.edu.mx/index.php/Cartograf%C3%ADas_interculturales_y_transformaciones_epistemol%C3%B3gicas (Consultado en línea el 18 de febrero del 2025).
- Antrotectura: encuentros y reflexiones [Parte 1]
La primera vez que escuché el término "antrotectura" fue durante una asesoría de tesis cuando estudiaba la maestría en urbanismo. El Dr. Ricardo Tena Nuñez fue quien lo mencionó, y aunque no ofreció una definición formal, su elocuente discurso sobre la intrínseca relación entre la antropología (tanto social como física) y los estudios arquitectónicos y urbanos me dejó pensando. Años más tarde, en 2007, durante una estancia de trabajo e investigación en Chile, tuve la fortuna de conocer a dos investigadores que hoy considero grandes amigos: Claudio Pulgar Pinaud y Carlos Lange Valdés . En una tertulia académica, mientras realizábamos una salida de campo, surgió el término "arquipología". Me pareció fascinante que, en dos extremos de nuestro continente, existieran términos diferentes ("antrotectura" y "arquipología") para referirse a la combinación entre antropología y arquitectura. Aquello despertó aún más mi curiosidad. 1. Fuga de Mies, Librería Martin Luther King. Fuente: D.R. ©Cartografías interculturales 2025 Pero, ¿cómo podría definir la antrotectura en este momento? En mi opinión, la "antrotectura" es un término que fusiona dos disciplinas: la antropología y la arquitectura. Su objetivo principal es comprender y abordar la relación entre los seres humanos y los espacios que habitan, desde una perspectiva tanto cultural como física. Para mí, hay varios puntos clave al hablar de antrotectura: su enfoque interdisciplinario, su énfasis en el ser humano, su comprensión cultural del espacio y sus aplicaciones prácticas. Enfoque interdisciplinario: La antrotectura busca integrar los conocimientos de la antropología (el estudio de las culturas humanas) con los de la arquitectura (el diseño y la construcción de espacios). Énfasis en el ser humano: A diferencia de la arquitectura tradicional, que a menudo se centra en la estética y la funcionalidad, la antrotectura coloca al ser humano y sus necesidades culturales en el centro del diseño. Comprensión cultural del espacio: La antrotectura reconoce que la forma en que las personas perciben y utilizan el espacio está influenciada por su cultura, sus tradiciones y sus valores. Aplicaciones prácticas: La antrotectura puede aplicarse en diversos contextos, como el diseño de viviendas, la planificación urbana y la preservación del patrimonio cultural. Personalmente, considero que uno de los enfoques más importantes dentro de la antrotectura es la participación de los habitantes en la creación de sus propios espacios, dando gran importancia a la producción social del espacio habitable. Por lo tanto, yo argumentaría que la "antrotectura" es un campo interdisciplinario que se nutre de diversas fuentes teóricas. No existe una lista cerrada de referentes exclusivos, sino más bien figuras clave de la antropología y la arquitectura cuyos trabajos pueden considerarse fundamentales para esta área. Aquí presento una pequeña selección de autores (de una lista más extensa) del presente y del pasado que, en mi opinión, son referentes importantes: Marcel Mauss: Su obra "Técnicas y movimientos corporales" es crucial para entender cómo las prácticas culturales moldean la forma en que habitamos y usamos el espacio. Su énfasis en la relación entre el cuerpo, la cultura y el entorno físico puede considerarse una de las bases de la antrotectura. Claude Lévi-Strauss: Sus estudios sobre las estructuras sociales y el simbolismo en las culturas "primitivas" ofrecen valiosas herramientas para analizar cómo las personas dan significado a sus espacios. Su trabajo nos permite entender las construcciones mentales de los espacios habitables. Mary Douglas: En sus investigaciones, Douglas realiza un análisis de las relaciones entre espacio, cuerpo y simbolismo. Particularmente, su obra "Símbolos naturales" (1970) propone la perspectiva cultural para el análisis de la vida cotidiana y de los espacios con los que convivimos. Tim Ingold: Este antropólogo británico ha explorado a fondo la relación entre los seres humanos y su entorno, desafiando las dicotomías tradicionales entre naturaleza y cultura. Su enfoque en el "habitar" como un proceso dinámico y continuo me parece muy relevante para la antrotectura. Marc Augé: Este etnólogo francés generó un importante debate sobre la naturaleza del espacio en la sociedad contemporánea con su concepto de "no-lugares" (espacios de tránsito impersonal como aeropuertos, estaciones de tren o centros comerciales). Su obra puede ser de gran utilidad para comprender la repercusión de la globalización en los espacios y, por ende, cómo la antrotectura puede analizarlos. Edward T. Hall: Este antropólogo cultural desarrolló el concepto de "proxémica," que se centra en el estudio del uso del espacio por los seres humanos en diferentes culturas. Sus trabajos sobre las distancias sociales y el espacio personal han tenido una gran influencia en el diseño. Considero importante tener en cuenta que la antrotectura no es una disciplina en sí misma, sino que podría ser una subdisciplina de la antropología o una especialidad dentro de la arquitectura. Además, la antrotectura está en constante evolución, por lo que continuamente surgen nuevos referentes y perspectivas. 2. Kiosk Café. Taipei, Taiwan. Fuente: D.R. ©Cartografías interculturales 2025 También me gustaría mencionar otras autoras y autores que considero fundamentales en este campo, como Ángela Giglia , Alberto Saldarriaga , Juhani Pallasmaa, Abilio Vergara , Fernando Martín Juez, Amaceli Lara, Francisco de la Peña , y Ana María Portal entre otras. Llegado a este punto, me parece esencial diferenciar la antrotectura de la ergonomía. Aunque existen conexiones y diferencias que merecen ser mencionadas, y aunque la antrotectura puede ser un término emergente que propone un enfoque antropológico de la arquitectura, también hay similitudes entre ambas. La ergonomía se enfoca en el ser humano y se centra en adaptar el entorno y las herramientas a las capacidades y limitaciones humanas. En cambio, la antrotectura, en mi opinión, tiene un abanico más amplio de posibilidades, no solo en el diseño, sino también en la investigación cualitativa sobre las necesidades físicas, sociales y culturales de las personas o de grupos sociales. 3. La medida perfecta. Estación Kanasawa, Japón. Fuente: D.R. ©Cartografías interculturales 2025 En resumen, la ergonomía y la "antrotectura" comparten un interés común por el ser humano y su bienestar, pero difieren en su alcance, enfoque y escala. La "antrotectura" representa, para mí, una evolución de la arquitectura que incorpora una perspectiva antropológica más amplia y profunda. Personalmente, creo que la antrotectura parte de un enfoque que busca crear espacios que no solo sean funcionales y estéticamente agradables, sino también culturalmente significativos y socialmente inclusivos. Sin embargo, volviendo al punto central, considero que la antrotectura, al igual que la arquipología, aún existe principalmente en la mente de los antropólogos que han tenido contacto con arquitectos, urbanistas y diseñadores. En mi opinión, sería muy interesante generar un campo disciplinar formal tanto en la antropología como en la arquitectura. Referencias: Augé, Marc (1995): Los no-lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad . Gedisa Editores, Barcelona, ISBN-84-7432-459-9 Douglas, Mary (2023): Simbolos naturales . Alianza Editorial, Madrid ISBN-978-84-1148-289-9 Giglia, Ángela (2012): El habitar y la cultura . Anthropos-UAM-Iztapalapa, México ISBN-978-84-15260-42-4 Hall T., Edward (1972): La dimensión oculta . Siglo XXI Editores, México 968-23-1574-3 Ingold, Tim (2000): The Perception of the Environment . Routledge, London-UK, ISBN- 0-203-46602-0 Lévi-Strauss, Claude (2022): Antropología estructural. Grado cero . Siglo XXI Editores, México, ISBN-978-607-0312-203-8 Martín J., Fernando (2002): Contribuciones para una antropología del diseño . Edit. Gedisa, México ISBN-978-84-7432-943-8 Mauss, Marcel (1934): "Les techniques du corps", publicado en Journal de Psychologie, XXXII https://anthropomada.com/bibliotheque/Marcel-MAUSS-le-corps.pdf (consultado el 10 de marzo del 2025). Pallasmaa, Juhani (2014): La imagen corpórea. Imaginación e imaginario en la arquitectura . Edit. Gustavo Gili, Barcelona. ISBN-978-84-252-2625-0 Saldarriaga R., Alberto (2002): La arquitectura como experiencia. Espacio, cuerpo y sensibilidad . Villegas Editores, Bogotá. ISBN-978-958-8160-24-3 Tena N., Ricardo (2007): Ciudad, cultura y urbanización sociolcultural . Edit. Plaza y Valdés, México, . ISBN-978-970-722-681-4